domingo, 17 de febrero de 2019

María de Molina


Conocida como María de Molina, señora de Molina, hija del infante Alfonso de Molina y de su tercera esposa, Mayor Alfonso de Meneses, fue reina consorte de Castilla por su matrimonio con Sancho IV de Castilla.

Contrajo matrimonio en junio de 1282 en la Catedral de Toledo con su sobrino el infante Sancho, que posteriormente reinaría en Castilla con el nombre de Sancho IV de Castilla.

Los comienzos del matrimonio con el infante Sancho fueron conflictivos, pues el matrimonio no contaba con la imprescindible dispensa pontificia, debido a un doble motivo, ya que por un lado existían lazos de consanguinidad en tercer grado entre los contrayentes, y además existían unos esponsales previos contraídos por el infante Sancho, aunque nunca fueron consumados, con Guillerma de Montcada. El matrimonio fue considerado nulo al principio y, por tanto, todos los hijos nacidos fueron considerados ilegítimos. Por todo ello, se sostuvo que habían cometido incestas nuptias, excessus enormitas y publica infamia, y fueron excomulgados por el Papa. En 1283 nació su hija primogénita en Toro, la infanta Isabel de Castilla.

En abril de 1284, el infante Sancho y su esposa recibieron en Ávila la noticia de que había fallecido en la ciudad de Sevilla Alfonso X, y la de que en su testamento, el difunto rey, desheredaba a su hijo Sancho en favor de su nieto, Alfonso de la Cerda. Al día siguiente, Sancho IV y María de Molina, terminados los funerales en memoria de Alfonso X, cambiaron los ropajes de duelo por brillantes paños de oro reales, y Sancho IV fue proclamado soberano de Castilla, haciendo reconocer como reina a María de Molina, y a su hija, la infanta Isabel de Castilla, como heredera al trono. Posteriormente se dirigieron a la ciudad de Toledo donde tendría lugar la coronación en su catedral. A primeros de mayo entraron en la ciudad y fueron coronados monarcas de los reinos de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén y del Algarve.

En la ciudad de Sevilla permanecían la mayor parte de los leales a Alfonso X, entre ellos el infante Juan de Castilla, hermano de Sancho IV, a quien Alfonso X había legado en su testamento los reinos de Badajoz y Sevilla, de los que no llegó a tomar posesión. Sancho IV se mostraba inquieto ante el apoyo que Juan Núñez I de Lara, magnate del reino, prestaba a Alfonso de la Cerda, por lo que se propuso capturarlo, aunque la dificultad estribaba en que el señor de la Casa de Lara se hallaba respaldado por el rey de Francia, que apoyaba a sus sobrinos.

Por su parte, la reina deseaba conseguir la dispensa pontificia que legitimase su matrimonio y a sus futuros hijos, algo que el pontífice Nicolás IV no le concedió. En 1284 se inició una guerra entre Francia y Aragón, pero Castilla no se involucró, ya que se encontraba inmersa en una guerra contra los musulmanes del sur de la península. En 1285 la situación cambió debido a que en el mismo año fallecieron Pedro III de Aragón, el papa Martín IV, y el rey Felipe III de Francia. A finales de este mismo año había nacido en Sevilla el infante Fernando, que llegaría a reinar en Castilla y León con el nombre de Fernando IV de Castilla.

Aprovechando la subida al trono de Francia de Felipe IV, Sancho IV envió a la corte francesa a Gómez García, su privado, para solicitar al nuevo monarca francés que intercediese por él ante el nuevo Papa, a fin de conseguir la dispensa que legitimase su matrimonio con la reina María de Molina. Sin embargo, el propósito de Felipe IV era que el rey repudiase a María de Molina y que se casara con una hermana suya​.

Sergio (2º F)

No hay comentarios:

Publicar un comentario