Ana Mendoza de la
Cerda, nació en Cifuentes, en la provincia española de Guadalajara, en 1540.
Sus padres fueron Diego Hurtado de Mendoza, destacado miembro de la nobleza de
la época, y Catalina de Silva y Toledo, hermana del Conde de Cifuentes. Mujer
de reconocida belleza, de gran carisma y de fuerte carácter, en sus retratos
llama la atención el parche que cubre su ojo derecho. En cuanto a esto existen
distintas teorías: unas afirman que perdió un ojo siendo niña por accidente, y
otras que padecía algún tipo de defecto ocular que decidió tapar al llegar su
juventud por mera coquetería.
Tan sólo tenía
doce años cuando se casó con Ruy Gómez de Silva, posteriormente Príncipe de
Éboli. Debido a su juventud pasó los años posteriores al lado de sus padres y
no fue hasta 1559 cuando finalmente se consumó el matrimonio. Tuvieron diez
hijos, de los cuales sólo seis sobrevivieron a la infancia. Ana adquirió el
título de Duquesa de Pastrana gracias a esta unión. De su padre, además, la
pareja obtuvo el título de Condes de Mélito.
En 1573 se
produjo el acontecimiento que cambió las cosas para la Princesa de Éboli: se
quedó viuda. Tras el duro golpe, ingresó en un convento en donde pasó un tiempo
alejada incluso de sus hijos, sólo su madre la acompañaba. Finalmente, y
aconsejada por el propio rey, decidió volver a la Corte de Madrid y encargarse
personalmente de la tutela de hijos y de la gestión de su patrimonio. En 1576
muere su madre, Catalina de Silva.
Pero su vuelta a
la vida en la Corte pronto se centró en su relación con Antonio Pérez,
secretario del rey Felipe II, que se convirtió en su amante. Fue esta relación
la que la involucró en una serie de intrigas políticas que terminaron
arrastrándola al exilio hasta los últimos días de su vida.
El triste final
de la historia de la Princesa de Éboli comenzó cuando Antonio Pérez nombró a
Juan de Escobedo secretario de Juan de Austria, por entonces gobernador general
de los Países Bajos, para que lo vigilara de cerca. Sin embargo, Juan de
Escobedo se hizo muy amigo de Juan de Austria y afín a sus ideas, y descubrió
el complot de Antonio Pérez contra la corona española en el que apoyaba a los
rebeldes flamencos. Cuando Juan de Escobedo amenazó a Antonio Pérez con sacar a
la luz dicho complot, este, de acuerdo con la Princesa de Éboli, mandó
eliminarlo. Y así fue.
Al llegar todo
esto a oídos del Rey de España, ordenó el encarcelamiento tanto de Antonio
Pérez como de Ana Mendoza. Esto ocurrió el 18 de julio de 1579.
Ana
Mendoza fue primero encarcelada en la Torre de Pinto, concretamente en el
castillo de Torremocha. En el año 1581, tras quitarle cualquier derecho sobre
sus hijos y sus bienes, el rey dio su consentimiento para que se instalase en
su residencia de Pastrana, en donde estuvo confinada y vigilada hasta su muerte
en 1592.
Llara A. y
Covadonga (2º F)
No hay comentarios:
Publicar un comentario