María Tudor fue la única
hija de Enrique VIII con su primera esposa, Catalina de Aragón, en sobrevivir
hasta la edad adulta. Fue la primera soberana de Inglaterra por derecho propio.
Contrajo matrimonio con Felipe de España, convirtiéndose en reina consorte de
la Monarquía Hispánica.
Durante su reinado de
cinco años, mas de dos 280 residentes religiosos murieron quemados en la
hoguera. María no tuvo hijos y padeció dos embarazos psicológicos que la
ridiculizaron en Europa . Solo a pocos días de su fallecimiento en 1558,
reconoció a su medio hermana como su sucesora. Después de su muerte, el
restablecimiento del catolicismo en el país fue revertido por Isabel I, al comienzo de su reinado de 45 años, que
clausuró la era Tudor.
En sus últimos
años, la reina estaba física y mentalmente enferma. Si bien había sido
reconocida por su belleza en su juventud, era descrita en sus últimos años como
demacrada y aparentando más mayor de lo que era, según sus contemporáneos,
debido a las preocupaciones. Muchas veces sufría de estados de ánimo depresivos
y su impopularidad la irritaba. El embajador de Venecia, Giovanni Michieli,
describió el gran cambio que ella había sufrido desde el comienzo de su
reinado, cuando disfrutaba de tanta simpatía entre la población, como nunca se
ha mostrado a ningún gobernante de este reino. Después de la
visita de su marido en 1557, María pensó que estaba embarazada de nuevo y que
su bebé iba a nacer en marzo de 1558. Estableció en su
testamento que su esposo sería el regente durante la minoría de edad de su
hijo. Sin embargo, dado que desde el principio hubo dudas sobre el embarazo, no
se hicieron preparativos para el parto como en el primero.
El 6 de julio de
1553, a la edad de 15 años, Eduardo VI murió de una infección pulmonar,
probablemente tuberculosis No deseaba que la Corona fuera a parar a María,
porque temía que ella restaurara el catolicismo y anulara sus reformas y las de
su padre, por lo que planeaba excluirla de la línea de sucesión. Sin embargo,
sus consejeros le dijeron que no podía desheredar solo a una de sus medias
hermanas, ya que también tendría que privar de sus derechos a Isabel, a pesar
de que era protestante como él. Guiado por Dudley y posiblemente por otros,
Eduardo VI excluyó a ambas de la línea de sucesión en su testamento. Contradiciendo la Ley de
Sucesión —que restauró a María e Isabel en la línea de sucesión—, Eduardo VI
nombró sucesora a Juana Grey, nuera de Dudley y nieta de Maria, hermana
menor de su padre. La madre de Juana era Frances Brandon, prima y ahijada de
María. El grado de
responsabilidad de Dudley en el cambio de la línea de sucesión es objeto de
controversia. Mientras que tradicionalmente se cree que Dudley persuadió al
joven rey, hay que mantiene que la
voluntad de Eduardo se decantó principalmente por el fortalecimiento del
protestantismo.
Pelayo P., Sergio y David (2º F)
No hay comentarios:
Publicar un comentario