sábado, 18 de mayo de 2019

María Tudor


María Tudor fue la única hija de Enrique VIII con su primera esposa, Catalina de Aragón, en sobrevivir hasta la edad adulta. Fue la primera soberana de Inglaterra por derecho propio. Contrajo matrimonio con Felipe de España, convirtiéndose en reina consorte de la Monarquía Hispánica.

Durante su reinado de cinco años, mas de dos 280 residentes religiosos murieron quemados en la hoguera. María no tuvo hijos y padeció dos embarazos psicológicos que la ridiculizaron en Europa . Solo a pocos días de su fallecimiento en 1558, reconoció a su medio hermana como su sucesora. Después de su muerte, el restablecimiento del catolicismo en el país fue revertido por Isabel I,  al comienzo de su reinado de 45 años, que clausuró la era Tudor.

En sus últimos años, la reina estaba física y mentalmente enferma. Si bien había sido reconocida por su belleza en su juventud, era descrita en sus últimos años como demacrada y aparentando más mayor de lo que era, según sus contemporáneos, debido a las preocupaciones. Muchas veces sufría de estados de ánimo depresivos y su impopularidad la irritaba. El embajador de Venecia, Giovanni Michieli, describió el gran cambio que ella había sufrido desde el comienzo de su reinado, cuando disfrutaba de tanta simpatía entre la población, como nunca se ha mostrado a ningún gobernante de este reino. Después de la visita de su marido en 1557, María pensó que estaba embarazada de nuevo y que su bebé iba a nacer en marzo de 1558. Estableció en su testamento que su esposo sería el regente durante la minoría de edad de su hijo. Sin embargo, dado que desde el principio hubo dudas sobre el embarazo, no se hicieron preparativos para el parto como en el primero.

El 6 de julio de 1553, a la edad de 15 años, Eduardo VI murió de una infección pulmonar, probablemente tuberculosis No deseaba que la Corona fuera a parar a María, porque temía que ella restaurara el catolicismo y anulara sus reformas y las de su padre, por lo que planeaba excluirla de la línea de sucesión. Sin embargo, sus consejeros le dijeron que no podía desheredar solo a una de sus medias hermanas, ya que también tendría que privar de sus derechos a Isabel, a pesar de que era protestante como él. Guiado por Dudley y posiblemente por otros, Eduardo VI excluyó a ambas de la línea de sucesión en su testamento. Contradiciendo la Ley de Sucesión —que restauró a María e Isabel en la línea de sucesión—, Eduardo VI nombró sucesora a Juana Grey,  nuera de Dudley y nieta de Maria, hermana menor de su padre. La madre de Juana era Frances Brandon, prima y ahijada de María. El grado de responsabilidad de Dudley en el cambio de la línea de sucesión es objeto de controversia. Mientras que tradicionalmente se cree que Dudley persuadió al joven rey,  hay que mantiene que la voluntad de Eduardo se decantó principalmente por el fortalecimiento del protestantismo.

Pelayo P., Sergio y David (2º F)

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